DIOSES O EXTRATERRESTRES ?


Diseminados en los cinco continentes, se han descubierto restos arqueológicos de esqueletos humanos que demuestran que en la Tierra habitaron seres gigantescos. Además de desorientar a la comunidad científica, estos resto.
Un esqueleto de fósil humano de 5, 18 metros de alto fue desenterrado en 1956 en Gargayan (Filipinas). S avalan las leyendas y tradiciones que el folclore popular ha recogido sobre “Los gigantes” con el paso del tiempo.
¿Son los gigantes únicamente protagonistas de historias fantásticas o, por el contrario, sus hazañas pertenecen a la memoria colectiva de la Humanidad y están basadas en relatos de lo que realmente ocurrió en el planeta? ¿Quiénes construyeron las colosales estructuras megalíticas y desplazaron grandes monolitos como si de un juego se tratara? La Arqueología, hasta el momento, no ha ofrecido ninguna respuesta convincente. Resulta incómodo para los arqueólogos reconocer que hoy día no existen grúas ni aparatos elevadores capaces de mover y levantar titánicos bloques de piedra de ¡1.500 toneladas!, como es el caso de las terrazas de Baaalbek (actual Líbano). “Parece que bloques de estas dimensiones tuvieron que ser puestos allí por gigantes o miembros de una civilización que conocía los secretos de la levitación y la antigravedad”, escribe David Barclay en su libro Extraterrestres, la respuesta definitiva de los Ovnis.
Las construcciones de la isla de Pascua, Tiahuanaco, el yacimiento megalítico de Ollantaytambu, Cuzco, Machu Picchu, las islas Marquesas, la isla volcánica de Pohnpei en la Polinesia ... son una pequeña muestra de las muchas construcciones de estas características que existen en nuestro planeta, atribuidas por los habitantes locales a los “gigantes”. La figura del gigante se presenta en casi todas las culturas y sus leyendas. Las podemos encontrar en múltiples relatos mitológicos del viejo mundo: griegos, nórdicos, germánicos, hindúes, indoeuropeos, y también en el nuevo mundo como en las tradiciones de los mayas, de los aztecas y de los incas; así como en casi todos los libros sagrados de la antigüedad: el Lebhar Gabhale (libro de las invasiones) irlandés, el Ramayana hindú y hasta en la Biblia ¿Por qué hablar de unos seres que no existieron en realidad?
La Ciencia cree ver en su gran tamaño, una metáfora: el mito cosmogónico que simboliza el poder y la fuerza. Una simple magnificación de los poderes atribuidos a la figura humana. Pero autores como el ya citado David Barclay, clásicos como Erich von Däniken, Robert Charroux, Pierre Darcout, el ya fallecido Jimmy Guieu o el ex jesuita Salvador Freixedo, entre otros, creen ver en estos relatos los primeros contactos entre civilizaciones extraterrestres y los hombres de la Tierra. Algunos van más allá, como Zecharia Sitchin, y opinan que los extraterrestres que nos visitaron en la antigüedad fabricaron genéticamente al Ser Humano y crearon las primeras civilizaciones, como Sumer y Egipto, y bien pudieran haber sido seres de gran tamaño. Lo cierto, es que la búsqueda de la verdad nos lleva hasta tiempos remotos, donde las antiguas leyendas tradicionales dibujaban estos seres divinos y heroicos como auténticos.

La primera mención de la existencia de gigantes o “seres distintos” en la Tierra aparece en la Biblia, en el Viejo Testamento. En el Génesis 6, versículos 1 y 2, podemos leer: “cuando los hombres se habían multiplicado sobre la Tierra y habían procreado hijas, viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, escogieron de entre ellas por mujeres a las que quisieron”. Los Nephilim (en hebreo gigantes) según se recoge en el Génesis 6, 4, existían en la Tierra por aquel tiempo: “Por entonces y también en épocas posteriores, cuando los hijos de Dios cohabitaban con las hijas de los hombres y éstas tuvieron hijos, aparecieron en la Tierra los gigantes. Éstos son los esforzados varones de los tiempos primeros, los héroes famosos”. Según Zecharia Sitchin, autor de El Duodécimo Planeta, nephilim significa literalmente “aquéllos que bajaron de los cielos a la tierra”. “Los traductores de la Biblia –explica Sitchin- supusieron que Nephilim significaba gigantes porque en otras partes se menciona que éstos eran también conocidos como Anakim, a la vez que el cuento sobre el gigante Goliat se afirma que él era descendiente de Anak; de aquí la conclusión: si Anak era un gigante, entonces los Nefilim que también eran Anakim, deberían ser gigantes”.
Por su parte, Robert Charroux, en El enigma de los Andes, ve a estos gigantes de la Biblia como “... seres superiores que engendraron la elite de los pueblos: Reyes, héroes e iniciados”. Su unión con las mujeres de los hombres –debían de ser bastante semejantes a la especie humana para poder acoplarse a éstas- produciría hijos más altos que los terrestres normales. Pero hemos de destacar una particularidad: algunos de los restos osteológicos pertenecientes a “gigantes” encontrados, tenían –como ya veremos posteriormente- seis dedos en cada una de sus extremidades. La Biblia también hace mención a este dato en Sam. 21, 20 y Paralipómenos 20, 6 “Hubo una batalla más en Gat, en la que se halló un hombre de alta talla que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, venticuatro en todo, que descendía también de Rafa”.
Para la Biblia, la raza de los gigantes desapareció con el diluvio pero, al parecer, uno de ellos se salvó. La leyenda nos cuenta que, al no caber en el Arca de Noé, se montó a horcajadas sobre ella. El gigante era tan grande que su cama medía unos 3, 90 metros de largo por 1, 80 de anchura. 
Que en el planeta habitaron gigantes lo demuestra el hallazgo de restos humanos de extraordinarias dimensiones en la India, Tíbet, China, Sudamérica, África ... algunos con una edad aproximada de 45.000 años. Y no solamente huesos, sino también espadas, hachas, lanzas y otros instrumentos como picos de tal envergadura que para poder usarlos habría que tener una estatura de, por lo menos, ¡tres metros! Pero veamos algunos ejemplos.
En una gruta de Atyueca, cerca de Mangliss (en la antigua Unión Soviética), se encontraron esqueletos de hombres que medían entre 2, 80 y 3 metros. Éstos presentaban seis dedos en sus extremidades. Otros hallazgos científicamente admitidos son el gigante de Java (en el sur de China) y el gigante de China meridional. El primero con una antigüedad de medio millón de años y el segundo también con seis dedos en sus extremidades.
En Chenini (Túnez) se encontraron restos de tumbas de gigantes con esqueletos que medían más de tres metros. Transval (en Sudáfrica) es otro ejemplo similar al anterior.
Un esqueleto de fósil humano de 5, 18 metros de alto fue desenterrado en 1956 en Gargayan (Filipinas)

En Norteamérica, en el condado de Bradford (Pennsylvania) en 1880 fueron encontrados, en un túmulo sepulcral, esqueletos humanos cuyos cráneos mostraban unos cuernos de cinco centímetros, encima de los arcos ciliares. La altura promedio de los esqueletos era de aproximadamente 2, 13 metros. Su antigüedad se calculó en 800 años. Algunos de estos huesos serían enviados al American Investigating Museum de Filadelfia, de donde parece que desaparecieron. Continuando en EE.UU (Glen Rose, Texas), en el lecho del río Paluxy, se hizo un gran descubrimiento paleontológico. Se pusieron al descubierto huellas gigantes de pisadas de 54, 61 cm de largo por 13.97 cm de ancho, pertenecientes a un homínido. Los geólogos concluyeron que el lecho del río correspondía a terrenos del cretácico a fines de la era mesozoica (140 millones de años). Pero lo más curioso del caso es que junto a estas huellas de homínido se descubrieron en el mismo estrato ¡huellas de dinosaurio (brontosaurios)!
El antropólogo alemán Larsan Khol halló asimismo, en 1936, a orillas del lago Elgasi de África Central, huesos pertenecientes a individuos enormes. ¿Una comunidad de diferente etnia?
A 6 km. de Safita (Siria) los arqueólogos hallaron hachas de mano de 3, 8 kg. En Ain Fritisa (Marruecos oriental) se descubrieron picos de 32x 22 cm y 4, 2 kg. de peso y hachas de dos filos con 8 kg. Tales dimensiones requerían una buena envergadura para poder utilizar estos instrumentos eficazmente.
Más recientemente, y en Marruecos también, se han hallado en una cueva de la región de Nador, en el norte del país, restos de tres esqueletos de niños pertenecientes a una raza desconocida de gigantes. Se trata de una zona próxima a las míticas columnas de Hércules, considerada patria del bíblico gigante Goliat.
Ciudad megalítica de Lixus (antigua Libia) se encontraron restos humanos de esqueletos de Homo Sapiens, con edades comprendidas entre los 10 y 12 años y una antigüedad de 20.000 años. Los esqueletos miden aproximadamente 2, 25 metros de altura.
Todos estos ejemplos son una pequeña muestra de los múltiples hallazgos que se suceden por todo el planeta y que no vamos a detallar para no caer en el aburrimiento, pero vamos a proseguir tan sólo un poco más en nuestro territorio.

LOS NEFILIM DE GRECIA


Muchas mitologías antiguas contienen historias de semidioses, gigantes y una catastrófica inundación. Por ejemplo, la epopeya acadia de Gilgamés menciona un diluvio, un barco y sobrevivientes, y describe a Gilgamés como un semidiós violento y lujurioso. La mitología azteca habla de un mundo antiguo habitado por gigantes y de un gran diluvio. Las sagas escandinavas cuentan la historia de una raza de gigantes y de un sabio llamado Bergelmir, que logró sobrevivir con su mujer en un gran bote que había construido. El testimonio conjunto de estas leyendas corrobora lo que la Biblia dice: que la humanidad desciende de los sobrevivientes de un diluvio que anegó un malvado mundo antiguo.
En la teología griega, egipcia, ugarítica, hurrita y mesopotámica, eran comunes las leyendas sobre las relaciones amorosas que mantenían los dioses con algunos seres humanos, así como las de los “héroes” o “semidioses” que nacían fruto de tales uniones. Los dioses de la mitología griega tenían apariencia humana y una sublime belleza. Comían, bebían, dormían, mantenían relaciones sexuales, discutían, peleaban, seducían y violaban. Aunque se les consideraba santos, engañaban y mataban. Se dice que los héroes, como Aquiles, tenían ascendencia humana y divina, y contaban con un poder sobrehumano, aunque no con inmortalidad. De modo que lo que dice Génesis sobre los nefilim arroja luz sobre el posible, o incluso probable, origen de tales mitos.
Pues bien hoy he descubierto estas fotos supuestamente hechas en Grecia (que casualidad). ¿Serán un montaje? Opinen ustedes aunque parece que esta vez no. Parece que al final la Biblia tenia razon. El relato bíblico dice: “Los nefilim se hallaban en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos del Dios verdadero continuaron teniendo relaciones con las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos, estos fueron los poderosos que eran de la antigüedad, los hombres de fama” (Génesis 6:4).
La voz hebrea nefilim significa literalmente “derribadores”, es decir, los que hacen caer a otras personas con sus actos violentos. Por tanto, no es extraño que el relato bíblico siga diciendo: “La tierra se llenó de violencia” (Génesis 6:11). Los semidioses mitológicos, como Heracles y el héroe babilónico Gilgamés, se parecen mucho a los nefilim.
Observemos que a los nefilim se les llamaba “poderosos” y “hombres de fama”. A diferencia de Noé, hombre justo que vivió en la misma época, a los nefilim no les interesaba fomentar la fama de Jehová, sino su propia fama, gloria y reputación. Por sus proezas, que sin duda incluían violencia y derramamiento de sangre, se ganaron la fama que ansiaban tener en el mundo impío que los rodeaba. Fueron los grandes héroes de su tiempo: seres temidos, respetados y aparentemente invencibles.

Pero estos Nefilim no eran los unicos gigantes datados en la Biblia. La Biblia habla de hombres de tamaño extraordinario. Por ejemplo: Og, rey de Basán, uno de los refaím, cuyo féretro tenía 9 codos (4 m.) de longitud y 4 codos (1,8 m.) de anchura (Dt 3:11), y Goliat de Gat, a quien David mató, que tenía una altura de 6 codos y un palmo (2,9 m.). El peso de su armadura indica su fuerza y tamaño. Su cota de malla de cobre pesaba 5.000 siclos (57 Kg.) y la hoja de hierro de su lanza, 600 siclos (6,8 Kg.).
Además de Goliat, otros hombres de los refaím también eran extraordinariamente grandes, como Isbí-benob, cuya lanza pesaba 300 siclos de cobre (3,4 Kg.) (2Sa 21:16); Saf o Sipai (2Sa 21:18; 1Cr 20:4); Lahmí, el hermano de Goliat, “el asta de cuya lanza era como el enjulio de los obreros del telar” (1Cr 20:5), y un hombre de tamaño extraordinario que tenía seis dedos en cada mano y en cada pie, veinticuatro en total. 
Los espías faltos de fe les informaron a los israelitas que en Canaán habían visto “a los nefilim, los hijos de Anaq, que son de los nefilim; de modo que llegamos a ser a nuestros propios ojos como saltamontes, y así mismo llegamos a ser a los ojos de ellos”. (Nú 13:33.) Estos hombres de tamaño extraordinario, llamados los hijos de Anaq (que probablemente significa “Cuellilargo [es decir, de talla alta]”), no eran realmente nefilim, como ellos dijeron, sino solo hombres extraordinariamente altos, pues los nefilim, la prole de los ángeles y las mujeres (Gé 6:4), habían perecido en el Diluvio.