LA OPERACIÓN BARBARROJA

Los jefes militares del Tercer Reich.
Los jefes militares del Tercer Reich.
Defensores de fortaleza de Brest.
Defensores de fortaleza de Brest.

La Operación Barbarroja (en alemán: Unternehmen Barbarossa), emprendida en junio de 1941, fue el nombre en clave dado por Adolf Hitler al plan de invasión de la Unión Soviética por parte de las Fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial. Hitler la nombró así en honor de Federico I, Friedrich I, en alemán, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico durante el siglo XII, llamado Barbarroja por el color de su barba. Su reinado representó el apogeo del Sacro Imperio Romano Germánico, considerado el Primer Reich por los nacionalistas alemanes. La fama y el significado moderno de Federico I Barbarroja está unido al pan-germanismo alemán del siglo XX. Barbarroja fue un referente para los nacionalistas alemanes que pretendían reunificar el país bajo un poder fuerte, como el del emperador. Los jefes militares del Tercer Reich. La operación Barbarroja, que contemplaba la invasión relámpago de la Unión Soviética —que debía ser aniquilada, teóricamente, en una sola campaña de apenas un par de meses— abrió el Frente Oriental, que se convirtió en el teatro de operaciones más grande de la guerra, escenario de las batallas más grandes y brutales del conflicto en Europa. Esto llevaría a las desprevenidas tropas soviéticas a una resistencia heroica, siendo las primeras durante el transcurso de la Segunda Guerra Mundial en hacer retroceder a los alemanes y dar el primer paso hacia la derrota de los nazis. La Gran Guerra Patria En el momento de la agresión contra la URSS, Alemania disponía de un gran potencial económico. El el frente oriental se concentraron 190 divisiones alemanas y de sus aliados, cuatro mil tanques, cinco mil aviones. Al mismo tiempo, la URSS se preparaba masivamente para una posible guerra: un tercio del presupuesto servía para necesidades militares, producía activamente armamento y entrenaba a sus fuerzas para el combate. Sin embargo, al comenzar la guerra, gran parte del armamento del Ejército Soviético no era tan moderno como el alemán, pero en cuanto a los soldados estaban casi parejos. Los soldados del Ejército Rojo eran 5.4 millones y los alemanes contaban en filas con 5.5 millones. Además, solo un 10% de los jefes militares soviéticos tuvieron enseñanza militar superior, más del 70% de los comandantes hasta el momento del inicio de las acciones bélicas habían ocupado sus puestos menos de un año. La Gran Guerra Patria comenzó por la noche del 21 al 22 de junio de 1941, cuando a las 3.15 am las primeras bombas alemanas cayeron a la ciudad de Sevastopol. Los bombarderos del Wermacht comenzaron el ataque de las unidades soviéticas desplegadas a lo largo de la frontera occidental. Por la tarde, un soldado alemán y ex comunista penetró al territorio soviético e informó del futuro ataque. El jefe del Estado Mayor soviético, Zhúkov, y el Comisario del pueblo de la defensa, Timoshenko, convencieron a Iósif Stalin que dirigiera al ejército una nota con instrucción de ocupar secretamente las posiciones de combate y esconder la aviación en los aeródromos de campo. Esta instrucción tenía un carácter muy contradictorio: de un lado informaba sobre un posible ataque del ejército alemán que iba a ocurrir dos días después (el 22-23 de junio), lo que podia tratarse de una provocación. Tampoco era clara en cuanto a cómo distinguir a los atacantes. Más que movilizar, desorientó a los jefes. En cualquier caso, la instrucción no consiguió llegar a la mayoría de las unidades puesto que las líneas de comunicación telefónica ya habían sido cortadas por los paracaidístas alemanes. Defensores de fortaleza de Brest. En las primeras horas de la agresión fascista, que sufrieron decenas de ciudades soviéticas, vías ferroviarias, aeródromos, depósito de gasolina, depósitos de municiones, centros de transmisiones, la aviación alemana logró destruir por lo menos 1.200 aviones rusos, mientras que sólo perdió 200. A las 5.30 de la mañana el 22 de junio, en una reunión de la dirección superior del país, Stalin seguía creyendo que los bombardeos de las ciudades soviéticas eran sólo una provocación. Solamente el embajador alemán pudo cambiar su opinión cuando le entregó por la mañana de ese día un memorándum que anunciaba que Alemania declaraba la guerra contra la Unión Soviética. En las primeras tres semanas el ejército soviético sufrió enormes pérdidas: seis mil tanques, 3.500 aviones, un millón de prisioneros у 850 mil muertos e heridos. Durante los primeros cinco meses de la guerra el Ejército soviético perdió entre muertos, heridos, prisioneros y desaparecidos más de cinco millones de personas. Se perdieron aproximadamente la mitad de las fuerzas cerca de las fronteras occidentales. La causa de este fracaso radicaba no sólo en lo inesperado del ataque fascista, sino también en su superioridad ante el Ejército Rojo, el desarrollo insuficiente de la infraestructura y las comunicaciones soviéticas, y a que casi no se usaba la inteligencia aérea. Aunque en algunas tropas del Ejército Soviético reinaba el pánico durante las primeras semanas, una parte considerable de los soldados rusos resistía hasta el final: los aviones incendiados realizaban espolonazos, los tanquistas se negaron a entregarse y explotaban sus unidades. Según los recuerdos de un oficial alemán, “no se nos producía el sentimiento (de victoria) que habíamos tenido en Francia. Aquí encontramos sólo resistencia, siempre la resistencia, por desesperada que fuera”. Observaciones semejantes tuvo el general Galdera, el jefe del Estado mayor de las tropas terrestres de Alemania: “… los rusos siempre luchan hasta la última persona”. Hasta la última gota de sangre Una de las hazañas de los soldados soviéticos más destacadas fue la historia de los defensores de la fortaleza de Brest (situada en Bielorrusia actual). El mando alemán iba a ocupar la fortaleza durante las primeras horas de la guerra. En el momento del ataque en ella se encontraban de 7 hasta 8 mil soldados soviéticos, vivían allí 300 familias de los militares. Desde los primeros minutos de la guerra la ciudad de Brest y la fortaleza sufrieron el bombardeo de artillería y la fuerza aérea, los duros combates se desenvolvieron en la frontera, en la ciudad y fortaleza. Una completa división de infantería alemana, cerca de 17 mil soldados y oficiales, atacó la fortaleza. El fuego de la artillería alemana destruyó los almacenes, conductos de agua, muchos soldados murieron en el acto. Hasta finales del día los alemanes pudieron ocupar sólo una parte de la fortaleza, pero tres mil soldados que quedaron vivos, armados con palas y cuchillos, realizaron un contraataque y se apoderaron del almacén con armas. Defensa heróica de la fortaleza de Brest. En dos meses los defensores de la fortaleza de Brest rechazaron ataques de más de 12 mil alemanes que tuvieron a su disposición los tanques y aviones. Sobre el valor firme de los combatientes dicen sus inscripciones sobre las murallas de la fortaleza: “Hemos sido cinco personas: Sedov, Grútov, Bogoliub, Mikháilov, Selivánov. Hemos tenido el primer combate el 22 de junio de 1941. Moriremos, pero no nos iremos de aquí …”, “el 26 de junio de 1941. Hemos sido tres, ha sido difícil, pero no hemos perdido el ánimo y estamos muriendo como héroes”. Escondidos en los extensos subterráneos de la fortaleza, sus últimos defensores – solos y desesperados – lucharon hasta agosto de 1941.