EX-OFICIAL DE LA USAF DESCRIBE SU ENCUENTRO CON UNA NAVE ALIENIGENA

Un ex oficial de la Fuerza Aérea de EE.UU. (USAF) describió en detalle una nave que avistó en 1980 mientras investigaba un incidente sucedido en las cercanías de una base estadounidense en el Reino Unido.


El Sgto. James Penniston contó su experiencia durante el evento titulado ‘The Citizen Hearing on Disclosure of an Extraterrestrial Presence” (Audiencia ciudadana sobre la revelación de presencia extraterrestre’), que se lleva a cabo en el National Press Club de Washington del 29 de abril hasta el 3 de mayo. En la noche del 26 de diciembre de 1980, Penniston, entonces un supervisor de seguridad en la Royal Air Force Base en Bentwaters, Inglaterra, fue enviado a investigar una “nave de origen desconocido”. Dicha nave había aterrizado y permanecido en tierra más de 45 minutos, tras lo cual despegó y se perdió en los cielos. Penniston describe como el radar en la base había recogido los datos de como esta nave entraba en espacio aéreo militar. La base de Bentwaters, en conjunto con su gemela de Woodbridge, representa la base táctica más grande de aviones de combate de la USAF. El ex oficial dijo que con un compañero, el Sgto. John Burroughs, siguieron la pista de un extraño resplandor que provenía de los bosques de Rendlesham, en las afueras de la base donde al parecer había descendido este objeto. Al acercarse al sitio, tanto él como Burroughs fueron alcanzados por un rayo de luz que los hizo caer al suelo. “Pensé que íbamos a explotar”, detalla Penniston. Cuando el rayo se detuvo, ambos pudieron levantarse y ver a una nave triangular de aproximadamente 9 pies de largo por 6.5 pies de alto, la cual brillaba con colores azules y amarillos que rotaban sobre la superficie de la nave. El aire circundante al objeto estaba cargado. Penniston le contó al comité que “había una energía estática, la podías sentir en el cabello y sobre tu cuerpo”. Penniston pensó que quizás podría tratarse de un artefacto de EE.UU o incluso uno ruso, e hizo lo que se suponía que tenía que hacer, que fue notar los detalles.

La temperatura de la nave era cálida, cerca de 40 grados Fahrenheit. La superficie era lisa al tacto, y estaba flotando a poca distancia del suelo. Cuando intentó empujarla, la nave fue “sólida como una roca”. Era pequeña, demasiado pequeña para llevar gente dentro, y el militar pensó en el momento creer que “no era hostil”. Al principio ellos pensaron que podría tratarse de algo hecho por el hombre, y caminaron alrededor del objeto para ver si hallaban alguna escritura como NASA o United States Air Force. Lo que vieron en su lugar fueron jeroglíficos grabados en la superficie de la nave; el más grande de ellos era un triángulo, dijo Penniston. A medida que los inspeccionaban más se convencían que “no era nada que nosotros o los rusos podrían tener, estaba más allá de nuestra tecnología”. Luego de unos cuantos minutos, la nave comenzó a elevarse y volar sin emitir sonido o perturbación en el aire. Se volteó, y luego partió a “una velocidad imposible”, declaró el ex oficial de la USAF. Los avistamientos de luces y naves cerca de Brentwood continuaron por cerca de dos días, así lo reportaron hombres en servicio desde las dos bases aledañas y algunos civiles. Luego de su experiencia, se le solicitó a Penniston escribir un reporte sobre lo que había visto, lo cual hizo detalladamente en cuatro páginas. Nunca volvió a ver ese reporte. Pronto le fue entregado otro reporte de solo media página, y se le dijo que ese sería su nuevo reporte. No era para nada detallado, a pesar que sí mencionaba que había una nave y que era metálica. Nadie le hizo preguntas sobre lo sucedido. “No estaban siquiera interesados en los jeroglíficos”, dijo el ex oficial. El papel de media carilla se convirtió en su reporte oficial, y el evento fue clasificado, haciendo imposible discutirlo con alguien más. Tanto Penniston como Burroughs dijeron sentirse aliviados en el momento y que solo querían olvidar lo que les había pasado. Pero pasado un tiempo, comenzaron a sentir los efectos físicos. Burroughs, todavía un veinteañero por aquel tiempo, desarrollo problemas cardíacos y sus encías se volvieron blancas, síntomas similares a los efectos de la radiación. Penniston también tuvo problemas del corazón y comenzó a tener dificultades en mantener el equilibrio y trastornos del sueño. Estos ex oficiales que hablaron en la audiencia fueron representados por sus correspondientes abogados. Luego de tantos años, ninguno de los dos fueron capaces de obtener asistencia médica como veteranos. A ambos militares se les negó sus archivos médicos y los beneficios por incapacidad provocada por el evento OVNI clasificado. “Se nos ha puesto palos en la rueda”, Burroughs dijo en su declaración. “Hemos intentado A, intentamos B, intentamos C, y ningún camino nos condujo a una debida asistencia a nuestros asuntos médicos surgidos de este incidente, ni siquiera una explicación del porqué… “